viernes, 15 de agosto de 2014

Sirviendo entre risas un año más #Burgos14

17 de julio ¡Vaya madrugada! Creo que los nervios de esa noche sólo son comparables a los de la de reyes. Este año nosotros, los animadores, estábamos citados para ultimar los preparativos y cargar los autobuses a las 4 de la madrugada. Y allí estábamos todos a esa hora, o casi... Y poco después empezaban a llegar las camisetas amarillas que se despedían efusivamente de sus familiares que no verían hasta dentro de 15 días. 

El viaje por supuesto lleno de nervios, también de risas y sobretodo de ilusión, mucha ilusión, por reencontrarnos con nuestros amigos, por tener la oportunidad de vivir de nuevo 15 días, que ya de antemano sabíamos que no iban a ser dos semanas como las demás del calendario. 
Llegamos allí sobre las 6 de la tarde y después del ansiado reencuentro con nuestros amigos de Don Benito y Las Palmas comenzamos a ordenar maletas, distribuirnos las tiendas...
Esa tarde también tuvimos la presentación con los que serían nuestros monitores los próximos días.

A la mañana siguiente los animadores de primero salieron de marcha y estuvieron fuera dos noches. En esos días animadores de segundo y tercero aprovechamos para conocernos mejor y sobre todo a las nuevas incorporaciones. 
Los de tercero empezaron sus prácticas y no podían estar más contentos.
 
Los días fueron sucediendo en el campamento de Quintanar, bueno y en Mordor claro, el particular camping donde dormíamos algunos monitores y los animadores que se situaba a unos 800 metros del campamento.
 
Es cierto que fregar hemos tenido que fregar las interminables bandejas, que hemos tenido que luchar contra el dichoso suelo de los baños y hemos tenido que despertarnos muy temprano, pero creo que nadie se puede hacer una idea de lo que hemos disfrutado.
 
Destacaría la salida a Burgos, en la que estuvimos todos los animadores y no paramos de cantar en todo el día, además de poder descubrir un poco de esta ciudad con una gran historia tras ella. 
También la marcha de segundo y tercero de animadores que se realizó en dos tandas, una a principios y otras a finales del campamento. Fue a Duruelo de la Sierra, un pequeño pueblo de la provincia de Soria.
 
Los de la primera tanda, además visitaron el campamento de Covaleda. Los de la segunda disfrutamos muchísimo en el pueblo durante toda la tarde con muchos juegos y alguna que otra siesta necesaria. Esa noche es la que sin duda recuerdo con mayor cariño, tuvimos una dinámica en la oración con Lucho, uno de los seminaristas que estuvo con nosotros durante el campamento. Ésta consistía en agradecer a cada persona y decirle o pública o personalmente lo que quisiéramos. Fue un momento muy emotivo en el que no faltaron las lágrimas.
 
Ya iba llegando el día de la despedida y seguíamos desempeñando nuestra tarea en Quintanar, pero siempre con un ambiente de trabajo ejemplar y con algunas actividades cuando acabábamos de hacer todo.

Y llegó el temido 30 de julio, día de despedidas, de recoger maletas...

Hubo mucho que recoger y limpiar ya que había que dejar las instalaciones mejor de lo que nos las habíamos encontrado, pero por la noche tuvimos nuestra despedida. Vimos un vídeo que nos hicieron algunos de nuestros monitores con las fotos de todo el campamento, luego pasamos a la entrega de medallas donde para algunos ya las lágrimas eran inevitables y por último nuestro queridísimo monitor Montoya nos leyó una carta preciosa donde ya fueron pocos los que pudieron contener la emoción. 
Al día siguiente ya tocaba coger los autobuses, quizá uno de los momentos más duros del campamento, te despides de muchas personas que seguramente no podrás volver a ver hasta el año siguiente. Y así, otra vez con lágrimas en los ojos decíamos adiós a quince días extraordinarios.

Han sido unos días inolvidables, personalmente han sido quince días únicos en los que hemos hecho más grupo que nunca, en los que entre bandejas llenas de tomate y tenedores rebeldes hemos cantado como locos, hemos reído como nunca antes recuerdo y hemos incluso bailado al ritmo de los cubiertos.
He conocido a personas increíbles, tanto monitores como animadores, que a día de hoy puedo llamar "amigos de pañoleta". Y me reafirmo en que esto merece la pena muchísimo y que lo más grande es ver a todas esas camisetas amarillas andantes con una sonrisa enorme en sus caras y saber que tú has ayudado a que sea así. Es un ambiente único e indescriptible, porque creo que no hay suficientes palabras para describir lo que vivimos en estos días. Y hoy puedo afirmaros, que es cierto, que la felicidad más sincera que he sentido en mi vida es haciendo felices a los demás. GRACIAS POR TANTO.

Y con la poca voz que me queda gritaré una vez más...¡¡¡Burgos decime que se siente!!!
Olga Fernández Juliá
Animadora de 2º año


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que gran periodista nos espera!!!

Unknown dijo...

Muy bonito, Olga. Espero que las ganas y la ilusión te sigan dejando escribir más artículos como este durante los años que vienen #eresAL