domingo, 24 de agosto de 2014

Burgos' 14 "..y es que el amor de Papá es tan maravilloso"

Para la mayoría el  17 de julio no tiene ninguna importancia, solo es un día más.

Para nosotros, aquellos que vivimos los Campamentos Claret el  17 de julio es el día cuya noche anterior no se puede dormir por los nervios, el  17 es el día de los madrugones, del rencuentro con los amigos que solo ves cada 350 días, es el día de coger el saco, la maleta y la esterilla, cargarlos de ilusión y ganas de divertirse y montarse en un Haro, en un Pormasa o en un Iberia para ir a algún campamento de Castilla y León donde pasar 15 días inolvidables.

Aun era de noche cuando más de 400 personas se ponían en marcha hacia Burgos desde distintos lugares de nuestra geografía nacional por una idea que lleva viva más de 30 años.


No había amanecido aún cuando las expediciones de Sevilla, Don Benito y Las Palmas comenzaron la marcha hacia la burgalesa localidad de Quintanar de la Sierra. Los canarios fueron los primeros en llegar al Campamento de Quintanar de la Sierra, seguidos por los sevillanos. En último lugar, siguiendo la tradición, llegó la expedición de Don Benito.

Por fin antes de las 8 de la tarde andaluces, canarios y extremeños  estábamos todos juntos en el Campamento de Burgos 2014.

Tras dos años separados en dos campamentos, en Burgos el campamento se reunificaba en uno solo, estábamos todos juntos de nuevo, este año el campamento prometía ser especial.

No nos habíamos bajado del autobús cuando los primeros reencuentros y abrazos se repartían entre los amigos de la pañoleta.

Este año, el trigésimo cuarto campamento de la historia hemos tenido de todo: como siempre hemos contado con grandes juegos que hacían las delicias de los niños,  hemos tenido talleres donde hemos visto grandes artista, hemos ido de visita a Burgos y a las Grutas de Atapuerca, hemos jugado a divertidos deportes,  hemos realizado emocionantes marchas de uno y de dos días, hemos ido a la piscina a darnos un baño y mucho mas.

Los más pequeños , los de 4º de E.P., que siguen siendo también de 2º y 3º organizaron un grupo de adorables “Minions” dirigidos por un grupo de jóvenes  monitores que pusieron mucha ilusión y entusiasmo para que los más pequeños disfrutasen al máximo. Sobre todo hay que nombrar a la mascota del curso, el Gran Minion, que según me han dicho se quedó en Burgos esperándonos para el próximo año.

Los de 5º crearon un recreo en medio del campamento. A pesar de ser el curso menos numeroso no dejaron de cantar como los demás. Formaron una banda curiosa, fiel a su tema de la Banda del Patio.
Juntos los cursos más pequeños quisieron demostrar a los mayores que no son tan pequeños y juntos hicieron un gran fuego en el que todo el campamento se lo paso extraordinariamente bien. Ambos cursos fueron juntos a las mismas excursiones que los cursos de los más mayores como Burgos y Atapuerca.


A dar la Vuelta al Mundo se fue 6º durante el campamento, o como prefieren ellos “6º ON TOUR”. Dirigidos por un grupo de monitores que combinaba la juventud con la experiencia, los niños de 6º vivieron un campamento lleno de juegos y actividades relacionadas con los países de nuestro hermoso planeta, viajando por todos los continentes en tan sólo 15 días. A pesar de que tuvieron algunos problemas durante las marchas demostraron como verdaderos aventureros que siempre hay una solución para todo problema.

Los de 1º de ESO, el curso mas grande, fueron los encargados de la seguridad del campamento, no en vano eran “El Cuerpo de Policía del Campamento”. Así es señores, teníamos un curso entero de policías, con sus inspectores, los monitores que no paraban de derrochar ganas y trabajo para conseguir arrancar una sonrisa de los jóvenes, y con sus agentes rasos, esos acampados que ya van dejando de ser niños y van siendo más mayores, sin embargo el espíritu del Campamento les sigue cautivando. Pero no todo fue seguridad, también hubo marchas, juegos, talleres de placas de policías, entrenamientos de policías, e incluso una excursión a Burgos.

Una Pequeña Gran Familia, eso era el curso de 2º de la ESO, los acampados de este curso disfrutaron de su ultimo campamento como Camisas Amarillas.  No faltaron los juegos como el Fusbeisball , los paseos del inserso de JosePedro, o los talleres y las excursiones. Pero este curso se caracteriza por la despedida, y en este ámbito hubo muchas lágrimas, sobre todo lloraron en su fuego, el último del campamento y siempre el más emotivo sobre todo cuando se leyó la Carta, porque esta generación ya no serán más camisas amarillas sino que si vuelven lo harán como camisas azules.

En cuanto a los animadores, esos camisas azules, en su onda, aunque este año con un pequeño aliciente, vivían en el camping, o Mordor, como ellos decían. Para venir al campamento tenían que ir y darse un paseíllo bueno pero ellos lo hacían con todo el cariño del mundo pues no quieren otra cosa que aprender y servir, pero también saben divertise, por eso no dejan de ser uno de los cursos mas movidos y que mas cantan del campamento, su canción ha sido unas de las preferidas del campamento. Sin duda su labor es como todos los años imprescindible y tenemos que darles las gracias.

Pero no solo los animadores nos ayudan sino también los padres y todo el personal de cocina y enfermería que nos ayudan cuando tenemos hambre, cuando nos duele algo y cuando, sobre todo en los más pequeños, echamos de menos a nuestros padres. También este año debemos mencionar a los tres seminaristas que nos han ayudado espiritualmente con esas oraciones diarias y que nos han apoyado cuando lo hemos necesitado: Luis Enrique, Tomas y Rocky.

Este año hemos tenido también la tan deseada prueba Rambo  y las demás excursiones, pero destaca sobre todas las actividades el 23 de julio, mitad del campamento y Día Misionero, día en el que todo el campamento confraterniza para ayudar a nuestro proyecto misionero en Zimbawe. Gracias a todos.

Sin duda una de las cosas por las que el campamento funciona es porque los monitores les ponemos entusiasmo, no solo en esos 15 maravillosos días, sino antes y después del campamento, para prepararlo y para volverlo a hacer. Los Camisas “Multicolor” son las extremidades del campamento mientras que las Camisas Amarillas son el Alma.

Gracias a todos ellos nosotros podemos pasar esos 15 inolvidables días que sin duda significa un antes y un después no solo en el verano sino en la vida de cada uno de nosotros, porque ahora contamos los días que faltan hasta el próximo campamento, incluso desde el  momento en el que nos montamos en esos Haro, Pormasa o Iberia empezamos a contar esos 350 días que faltan hasta el campamento que viene.

Muchas gracias a todos los que hacen posible este campamento y nos vemos en 350 días en el Campamento 2015.

Rodrigo Murillo Ceballos-Zuñiga
Monitor de Aire Libre

viernes, 15 de agosto de 2014

Sirviendo entre risas un año más #Burgos14

17 de julio ¡Vaya madrugada! Creo que los nervios de esa noche sólo son comparables a los de la de reyes. Este año nosotros, los animadores, estábamos citados para ultimar los preparativos y cargar los autobuses a las 4 de la madrugada. Y allí estábamos todos a esa hora, o casi... Y poco después empezaban a llegar las camisetas amarillas que se despedían efusivamente de sus familiares que no verían hasta dentro de 15 días. 

El viaje por supuesto lleno de nervios, también de risas y sobretodo de ilusión, mucha ilusión, por reencontrarnos con nuestros amigos, por tener la oportunidad de vivir de nuevo 15 días, que ya de antemano sabíamos que no iban a ser dos semanas como las demás del calendario. 
Llegamos allí sobre las 6 de la tarde y después del ansiado reencuentro con nuestros amigos de Don Benito y Las Palmas comenzamos a ordenar maletas, distribuirnos las tiendas...
Esa tarde también tuvimos la presentación con los que serían nuestros monitores los próximos días.

A la mañana siguiente los animadores de primero salieron de marcha y estuvieron fuera dos noches. En esos días animadores de segundo y tercero aprovechamos para conocernos mejor y sobre todo a las nuevas incorporaciones. 
Los de tercero empezaron sus prácticas y no podían estar más contentos.
 
Los días fueron sucediendo en el campamento de Quintanar, bueno y en Mordor claro, el particular camping donde dormíamos algunos monitores y los animadores que se situaba a unos 800 metros del campamento.
 
Es cierto que fregar hemos tenido que fregar las interminables bandejas, que hemos tenido que luchar contra el dichoso suelo de los baños y hemos tenido que despertarnos muy temprano, pero creo que nadie se puede hacer una idea de lo que hemos disfrutado.
 
Destacaría la salida a Burgos, en la que estuvimos todos los animadores y no paramos de cantar en todo el día, además de poder descubrir un poco de esta ciudad con una gran historia tras ella. 
También la marcha de segundo y tercero de animadores que se realizó en dos tandas, una a principios y otras a finales del campamento. Fue a Duruelo de la Sierra, un pequeño pueblo de la provincia de Soria.
 
Los de la primera tanda, además visitaron el campamento de Covaleda. Los de la segunda disfrutamos muchísimo en el pueblo durante toda la tarde con muchos juegos y alguna que otra siesta necesaria. Esa noche es la que sin duda recuerdo con mayor cariño, tuvimos una dinámica en la oración con Lucho, uno de los seminaristas que estuvo con nosotros durante el campamento. Ésta consistía en agradecer a cada persona y decirle o pública o personalmente lo que quisiéramos. Fue un momento muy emotivo en el que no faltaron las lágrimas.
 
Ya iba llegando el día de la despedida y seguíamos desempeñando nuestra tarea en Quintanar, pero siempre con un ambiente de trabajo ejemplar y con algunas actividades cuando acabábamos de hacer todo.

Y llegó el temido 30 de julio, día de despedidas, de recoger maletas...

Hubo mucho que recoger y limpiar ya que había que dejar las instalaciones mejor de lo que nos las habíamos encontrado, pero por la noche tuvimos nuestra despedida. Vimos un vídeo que nos hicieron algunos de nuestros monitores con las fotos de todo el campamento, luego pasamos a la entrega de medallas donde para algunos ya las lágrimas eran inevitables y por último nuestro queridísimo monitor Montoya nos leyó una carta preciosa donde ya fueron pocos los que pudieron contener la emoción. 
Al día siguiente ya tocaba coger los autobuses, quizá uno de los momentos más duros del campamento, te despides de muchas personas que seguramente no podrás volver a ver hasta el año siguiente. Y así, otra vez con lágrimas en los ojos decíamos adiós a quince días extraordinarios.

Han sido unos días inolvidables, personalmente han sido quince días únicos en los que hemos hecho más grupo que nunca, en los que entre bandejas llenas de tomate y tenedores rebeldes hemos cantado como locos, hemos reído como nunca antes recuerdo y hemos incluso bailado al ritmo de los cubiertos.
He conocido a personas increíbles, tanto monitores como animadores, que a día de hoy puedo llamar "amigos de pañoleta". Y me reafirmo en que esto merece la pena muchísimo y que lo más grande es ver a todas esas camisetas amarillas andantes con una sonrisa enorme en sus caras y saber que tú has ayudado a que sea así. Es un ambiente único e indescriptible, porque creo que no hay suficientes palabras para describir lo que vivimos en estos días. Y hoy puedo afirmaros, que es cierto, que la felicidad más sincera que he sentido en mi vida es haciendo felices a los demás. GRACIAS POR TANTO.

Y con la poca voz que me queda gritaré una vez más...¡¡¡Burgos decime que se siente!!!
Olga Fernández Juliá
Animadora de 2º año