suerte de poder asistir un año más a la acampada del puente de Andalucía, celebrada
en Loja, Granada. Digo suerte porque este año, desafortunadamente, muchos niños
con ganas e ilusión han tenido que quedarse en casita para atender a sus obligaciones
académicas, o sea, por culpa de los exámenes. Esto ha propiciado que por primera
vez en la historia de nuestra Asociación, la acampada de Loja haya sido única y
exclusivamente para un curso, eso sí, ¡qué curso!, era una mezcla perfecta entre
La salida fue el jueves en torno a las ocho de la mañana. Durante el trayecto hacia
Granada pudimos observar un paisaje precioso debido a que, escasas horas antes de
nuestro paso por Estepa, había nevado en el pueblo y sus alrededores. A pesar de
las vistas el autobús se vio obligado a realizar una parada estratégica para barajar las
posibilidades de continuar, ya que la carretera se encontraba parcialmente nevada.
Después de varias horas de autobús llegamos a Granada. Allí disfrutamos de una
fascinante visita al Parque de las Ciencias, donde todos y cada uno de los asistentes
descubrimos algo nuevo gracias a las diversas exposiciones que en aquel momento se
encontraban abiertas.
Transcurrido este tiempo de diversión y aprendizaje, volvimos al autobús para
dirigirnos a la casa Loja propiamente. Tras la llegada, los acampados se distribuyeron
en las habitaciones y los monitores ultimaron destalles para que el desarrollo de la
acampada fuese perfecto. Sin lugar a dudas la sorpresa del día fue que nuestro querido
amigo José (maestro conocedor de la casa, cocinero para nosotros y después de dos
años, un amigo) nos tenía preparadas unas enormes y riquísimas pizzas con las que
reunir fuerzas para afrontar la intensa acampada.
A la mañana siguiente todos nos preparamos para un largo día de nieve, abrigándonos
y vistiendo ropa impermeable. Después de aproximadamente dos horas de autobús
llegamos a Sierra Nevada; para muchos de los niños era la primera vez que pisaban
la nieve, así que tras dar unas normas básicas y buscar una zona segura, dejamos que
jugasen, se deslizasen, lanzasen bolas, en definitiva que se divirtiesen y se lo pasasen
a lo grande. La vuelta a Loja fue mucho más tranquila ya que el cansancio dejó fritos a
todos los acampados e incluso a algún que otro monitor.
El tercer día fue más relajado, los animadores hicieron una marcha a la Cruz de
Periquetes, donde disfrutaron de unas maravillosas vistas alumbradas por un sol
radiante gracias a la tregua que nos dio la lluvia. Por otro lado, los acampados de
PRISEXTO realizaron un taller de “pasaportes” que les servirían posteriormente en el
gran juego de la tarde. Ya por la noche toda la acampada se reunió en el salón de actos
para cantar canciones típicas de campamento y pasar un rato divertido antes de ir a la
cama.
Y cómo no, llegó el domingo, sin duda el día más corto y triste; nadie quiere irse a
casa. Cuando todas las maletas y habitaciones estuvieron recogidas, los acampados
de PRISEXTO se desplazaron al pueblo a realizar una gymkhana con la que despedir el
magnífico puente que habían pasado, una vez más, junto a Aire Libre.
Luis Rubiño Ortega
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