Viernes, 17 de abril de 2009:
Tras varias semanas de preparativos, quedamos a las 14:00 horas en el local de Aire Libre con los animadores dispuestos a pasar un fin de semana de aventura. Desde allí nos dirigimos hacia la estación de autobuses del Prado de San Sebastián con el objetivo de coger el autobús que nos llevaría a la gaditana localidad de El Bosque.
Llegamos sobre las 19:30 horas después de un viaje algo largo y pesado. Allí nos esperaba el sendero del Río Majaceite. Una senda que discurría por la rivera del río del mismo nombre y en la que pudimos contemplar un claro ejemplo del bosque en galería. El sendero nos conducía hacia Benamahoma, una pedanía de Grazalema. Cuando llegamos, la amenaza de lluvia que durante todo el día se cernía sobre nosotros acabó por hacerse realidad. A toda prisa buscamos un refugio en el que pasar la noche; un área recreativa fue nuestro cobijo durante una noche en la que la lluvia no cesó en ningún momento.
Sábado, 18 de abril de 2009:
El toque de diana fue a las 8:00 de la mañana, un desayuno fuerte y a caminar. Hoy tocaba caminar desde Benamahoma hasta Grazalema, a través de un sendero protegido por la Junta de Andalucía y para el que conseguir una autorización era casi una misión imposible. Un leve incidente nos hizo cambiar de idea a mitad de camino, al final la senda caminada fue la carretera comarcal que une Benamahoma y Grazalema, pasando por el duro puerto del Boyar.
El camino se hizo muy duro debido a las condiciones climatológicas, cuando coronamos, a 1103 metros sobre el nivel del mar, la visibilidad era de dos o tres metros por la intensa niebla. Además la lluvia volvió a hacer acto de presencia, el panorama no era nada bueno, pero el párroco de Grazalema se apiadó de nosotros, ¡anda que si llegamos a tener que depender del ayuntamiento! y nos cedió unos salones parroquiales en los que pudimos pasar otra noche de perros. Tras un breve pero intenso rato de oración nos fuimos a dormir, ya que el cuerpo empezó a pedir una tregua.
Domingo, 19 de abril de 2009:
Nos levantamos a las 10:00 horas de la mañana y tras un desayuno de lujo asistimos a la Eucaristía en Grazalema a las 12:00. Tras la misa, trasladamos al sacerdote nuestro agradecimiento más sincero por habernos dejado la iglesia para pernoctar.
Abandonamos la capital de la comarca y nos dirigimos hacia Benaocaz primero, y luego a Ubrique, para coger el autobús que nos devolvería a casa. Todo parecía ir bien, el sendero aparentemente era cómodo, pero el agua caída la noche anterior lo hizo por momentos intransitable, alguno hubo que hasta se dejó los zapatos por el camino. El tiempo apretaba pero con un poco de paso ligero no habría problema para llegar a Ubrique, hasta que un pequeño grupo tomó un camino equivocado, hay que decir que estaba muy mal señalizado. Nos cogió el toro y empezamos a sopesar mil opciones de regreso, ya que el último autobús salía a las 17:30. Un pequeño grupo llegó a cogerlo, otros tomaron un autobús que les dejó en Jerez de la Frontera, allí cogieron el tren. El último grupo ya se hacía a la idea de que dormiría otra noche más en la sierra… unos momentos de buscar soluciones, hasta que se produjo una de las casualidades que tiene la vida, un coche de unos conocidos venía desde Ubrique a Sevilla a las 18:00 horas.
A las 22:00 horas cada uno estaba en su casa, no sin anécdotas que contar a padres hermanos y conocidos. Ha sido un fin de semana que a buen seguro no olvidaremos y que esperamos que el año que viene se repita, con otros protagonistas, otro paisaje, pero siempre con el espíritu de Aire Libre.
